Paul Auster es, a día de hoy, uno de mis autores de cabecera. Su prosa, su forma de narrar, de describirme su historia, me encanta. Es como cuando navegas sobre un mar calmado, sólo aderezado por una ligera brisa, suficiente para hacer el viaje mas plácido.
Sin embargo, esta novela no tiene esa magia hasta no bien entrada la mitad de la misma.
Editorial: Editorial Anagrama
Traducción: Benito Gómez Ibáñez
Año: 2008
Nº de páginas: 207
SINOPSIS (Anagrama - Colección Compactos)
La sinopsis está genial para mostrarte ese pequeño mundo en el que estás a punto de entrar a nada de empezar a leer un libro. Pero es que, ya en el libro, Paul Auster te muestra, en este pequeño y condensado párrafo, de que va esta novela:
No sé qué hora es. Las manecillas del reloj despertador no están iluminadas, y no me apetece volver a encender la lámpara y someterme a los cegadores rayos de la bombilla.
....
La luz borra los pensamientos, y no vuelvo a acordarme hasta que estoy otra vez en la cama, despierto como ahora, mirando al techo invisible de mi nebulosa habitación. No estoy seguro, pero calculo que serán entre la una y media y las dos. La noche avanza despacio, paso a paso...
Esta novela se divide, a mi entender, en dos partes bien diferenciadas.
Una primera donde el protagonista imagina y crea historias, siendo el protagonista un personaje (Owen Brick) inventado por el personaje (August Brill) que ha creado Auster para "Un hombre en la oscuridad". Esta primera parte no genera el interés que desearía Auster, ya sea porque la historia no te llena, porque no hay "alma", esencia Auster, en estas páginas, o bien porque entremezcla la historia de Brill con la de Brick sin éxito.
Y una segunda parte donde Auster vuelve, con mucha intensidad, a contar la historia de Brill. La historia personal del personaje, ayudado por su nieta, relatando sus penas y sus glorias. Es el Auster que todos queremos, el que te embriaga con su prosa y no eres capaz de levantar la vista del libro e incluso te cabrea que alguien tenga la malnacida idea de molestarte en tu lectura.
Tardamos medio año en irnos a la cama. La primera vez que hicimos el amor, al acabar le dio uno de sus demenciales ataques de risa, y le duró tanto que llegué a asustarme. La segunda vez que nos acostamos, lloró, y estuvo mas de una hora sollozando sobre la almohada. Tantas cosas habían cambiado en ella. Su voz había perdido el indefinible timbre que la caracterizaba, aquél latido frágil y cristalino de sentimiento irrefrenable, la divinidad oculta que hablaba a través de ella: todo eso había desaparecido, y ella lo sabía ...
"Un hombre en la oscuridad" tiene y no tiene, y esa indefinición es la que me provoca dejar esta novela en un término medio, en tierra de nadie como se suele decir. ¿Te disgustará? No. ¿Te gustará? No apostaría a que te enganches a Auster con esta lectura. Si nunca has leído a Auster, te recomendaría que empezaras con otros libros suyos. Ya os diré cuales, estad atentos (o buscadlos aquí en en blog) 😜
Ramelot.
